¿Qué comen los soldados en guerra? Una empresa española elabora raciones de combate que pueden durar casi tres años

2022-06-25 07:03:02 By : Ms. Steven Huu

Comer es sagrado. Porque nos gusta y, por supuesto, porque el cuerpo (sus necesidades) nos lo pide. De modo que cuando toca comer dejamos lo que estemos haciendo. Incluso la jornada laboral, especialmente en España, está organizada para que podamos hacer una buena pausa... para comer.

Sólo nos olvidamos de este organizado ritmo de obligaciones y prioridades en muy contados contextos. En algunos casos se come cuando se puede y como se puede. Por ejemplo, en la guerra.

Un conflicto bélico es un escenario donde saltan por los aires todos los códigos de la experiencia humana diaria. 

En ese contexto completamente distinto también se come distinto. Los soldados ingieren seguramente los nutrientes que necesitan pero el disfrute seguramente tienda a cero. De que la tropa coma en condiciones se ocupan los responsables logísticos, que deben encontrar raciones que garanticen una correcta alimentación y al tiempo ocupen poco espacio y sean fáciles de transportar.

Hay empresas que se dedican a ello y una es española. Jomipsa, ubicada en Mutxamel (Alicante), se dedica al diseño y comercialización de proyectos de kitting (de la palaba kit) a medida para situaciones de emergencia. Ellos hacen raciones de combate que pueden durar casi tres años.

Hacen raciones "normales", pero también otras que tienen en cuenta la diversidad de apetitos (por razones religiosas o no). Así, hay kits vegetarianos y halal. Variedad también en el aporte energético: elaboran raciones de hasta 3.350 kilocalorías. Son para el ejército y cada menú individual pesa 1,5 kilos. Las más ligeras, de 1.000 kcal, pesan medio kilo.

Por ejemplo, la foto muestra el contenido de una ración de 24 horas para el ejército de tipo occidental con un aporte energético de más de 3.000 kcal, que se conserva 20 meses:

La caja contiene: desayuno (2 té de 1,5 gr, 4 sobres de azúcar de 8 gr, 1 galletas dulces de 125 gr y 2 raciones de mermelada de 25 gr), comida (1 paté de sardinas de 65 gr, 1 estofado de pollo al curry con judías de 415 gr y 1 barra de chocolate de 25 gr), cena (1 sopa de puerro y patata de 20 gr, 1 chili con carne de 415 gr y 1 bizcocho de 85 gr), complementos alimenticios (2 bebidas isotónicas de 20 gr, 1 bebida de 10 gr y 1 galletas saladas de 125 gr) y complementos no alimenticios (pañuelo, cubierto y kit de calentamiento con 4 pastillas purificadoras de agua).

Casi todos estos alimentos son autocalentables, un "milagro" de la química muy necesario en situaciones de guerra o emergencia. Además de menús, hacen raciones individuales de arroz con pollo y verduras, garbanzos a la jardinera, pollo con alubias y verduras, pollo kabsa halal, ensalada mediterránea con atún y hasta un llamado desayuno inglés.

Inevitable preguntar si su producto está ahora en la guerra en Ucrania. Desde la empresa prefieren ser discretos. "Dada la naturaleza y sensibilidad de los clientes con los que nos relacionamos no nos es permitido comunicar concretamente este tipo de información. Si que podemos afirmar que lo ocurrido en Ucrania se asimila bastante a una situación en la que nuestras raciones de campaña pueden suministrarse para suplir las necesidades de alimentación de un modo seguro, higiénico y manteniendo al 100% su calidad", aseguran fuentes de Jomipsa a 20minutos.

Jomipsa fabrica hasta 10.000 kits y/o raciones diarias en sus instalaciones: más de 7.000 m2, con capacidad de almacenaje de más de 4.000 palés para suministrar nuestros kits y raciones en cualquier momento.

No sabemos a ciencia cierta si sus raciones están sirviendo de alimento para los ejércitos ruso o ucraniano, pero sí nos cuentan que se consumen sus raciones de combate en emergencias climatológicas, situaciones de emergencia, maniobras o zonas de conflicto, ya sean en territorio Internacional o nacional. ONG's y agencias de cooperación internacional son un cliente habitual.

La empresa alicantina asegura que sus raciones "son un elemento clave para que las unidades de Defensa, Seguridad y Emergencia, puedan llevar a cabo maniobras, trabajos y/o misiones en cualquier parte del mundo, ante cualquier condición climática, sin dejar de tener una correcta y segura alimentación".

Son capaces de proveer alimentos adaptados a cualquier fase de una situación de emergencia. Desde raciones de previsión de alimentos preparados para ser consumidos en las primeras fases de un suceso a kits de alimentación familiares para ser repartidos entre la población una vez dispongan de acceso a cocinas y útiles.

Y la comida que preparan puede aguantar mucho. Depende de los productos que contenga la composición de la ración y las especificaciones en cada caso, "pero generalmente las raciones que mayoritariamente desarrollamos tienen una vida útil de 30 meses", aseguran.

Es un buen negocio y como tal hay bastantes empresas en el mundo dedicadas a la elaboración de alimentos de emergencia. La más importante tal vez sea MRE, que es proveedor del Departamento de Defensa de EE UU. Están también NRG-5, Emerald Living, Legacy Food Storage, ReadyWise, Survival Cave o Emergency Essentials.

En España, además de Jomipsa, están Alonso Hipecas o Teógenes Ruiz. En 2012 formaron una UTE (Unión Temporal de Empresas) para proveer al Ejército español.

Esa durabilidad, casi tres años, recuerda a la pizza "eterna" creada en 2014 por un equipo de científicos del Laboratorio Militar de Massachusetts (EE UU). Aquella pizza puede estar almacenada durante tres años, sin refrigeración ni congelamiento, sin que pierda ninguna de sus propiedades.

¿Pizza en la guerra? Resulta que los soldados norteamericanos la pedían, también cuando están movilizados. Hubo que diversificar el menú de la tropa y la pizza es una de sus comidas preferidas.

Utilizaron ingredientes conocidos como humectantes -azúcar, sal y jarabes- que hidratan pero impiden que el agua pase a la masa, evitando la aparición de moho y otras bacterias. Además, se agregó hierro al paquete a fin de que absorba el aire sobrante del mismo.

Claro que no tiene ningún parecido con una pizza salida del horno. Quienes la han probado apuntan que se trata de un pedazo del tamaño de una rebanada de pan que está un poco húmedo y no muy crujiente. Ah, y es de pepperoni.

En Jomipsa elaboran un bizcocho de canela que aguanta (en su envase) dos años. Pesa 85 gramos y tiene 334 kilocalorías. También los hacen de chocolate y vainilla

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