Con la llegada del frío, las condiciones de vida de las personas sin hogar empeoran notablemente. El albergue de Covadonga está completo y han tenido que dotar de espacios sin camas para que quienes viven en la calle puedan pasar la noche en el interior.

Las limitaciones de la pandemia han dejado el albergue de Covadonga al 65% de su capacidad. Tienen un total de 74 camas, contando tres por aislamiento.

La llegada del frío les ha obligado a dotar de otros espacios a quienes no tienen techo para refugiarse por la noche. Desde el día de Año Nuevo reciben una media de siete personas al día.

La Cocina Económica de Oviedo ha podido reabrir su comedor esta Navidad después de meses cerrado por el virus. Su uso se ha limitado a tan solo una veintena de mesas destinadas a quienes no tienen casa para calentar menús para llevar, que se impusieron con el Covid. Para los comensales también ha sido una cuestión de dignidad.

La Cruz Roja ha tenido que activar su dispositivo de onda fría en unos veinte días desde diciembre. Con temperaturas por debajo de los cinco grados, recibió avisos de transeúntes que pernoctaban en las calles de los concejos de Gijón, Oviedo, Siero y Avilés. Ayudaron a 44 personas, a quienes también se les proporcionó mantas y bebidas autocalentables. Casos muy parecidos a los de otros inviernos.

Donde está repercutiendo la crisis sanitaria es en la duración de la estancia de las personas sin hogar en los centros de acogida. Los expertos señalan que se está alargando, por el retraso en los trámites administrativos para darles una salida.

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