A fines de julio las bajas temperaturas parecen no dar tregua con el invierno, razón por la cual es natural que aumenten los antojos, o las ganas de comer en comparación con el verano.
De hecho, un artículo de Cocina Delirante da a conocer que oportunamente necesitamos comer más en este periodo del año, a fin de regular la temperatura corporal. En otras palabras, es normal que crezca el deseo por los bocadillos ricos en grasa y carbohidratos, ya que son estos justamente los que guardan el calor.
Además, el experto en nutrición Niklas Gustafson consigna que en los meses oscuros la producción de melatonina incrementa para regular ciclos de sueño, lo cual provoca que baje la temperatura y necesitemos consumir gasa para compensar. A pesar de esto, hace un llamado a tener cuidado con el hambre emocional, que nos podría hacer comer incluso por aburrimiento.
Dicho esto, tenemos razones de sobra para preparar y comer esas recetas chilenas que nos encantan: sopaipillas –que también pueden ser pasadas-, vino navegado y calzones rotos con azúcar flor.
En esta ocasión, la chef Teresa Césped Díaz de Termas El Corazón nos enseñará a cocinar en casa estos productos, dándonos su inmenso cariño por esta profesión junto a secretos para que queden de lujo.
“Es todo un ritual hacer estas recetas porque las personas se unen y se organizan para llevar a cabo este momento. La esencia de esto, es comer los productos recién hechos”, expresa.
Cuando cae la lluvia, es casi instantáneo ese rito familiar de prender el fuego para empezar a amasar sopaipillas. Algunas personas las prefieren sureñas, o mapuche, pero hay todo un grupo que las elige con zapallo.
“Gusta mucha gente de acompañarlas con mostaza, o también con pebre que son muy buenas”, añade Teresa. Y no solo eso, sino que hay quienes las acompañan con mermelada, azúcar flor, palta, mayonesa e incluso manjar.
La chef indica que primero se debe lavar el zapallo y cortarlo para poner a cocerlo en una olla con agua y sal. Luego, realizar una corona de harina y poner en el centro el zapallo molido. Agregar el agua para hacer una masa, poner los polvos de hornear y agregar la manteca cortada en cubos. Finalmente, amasar bien y estirar la masa, pincharla bien con un tenedor; cortar las sopaipillas y freír en aceite hondo.
“Hay una técnica en cocina que deja las sopaipillas más ricas, intensifica el sabor. Se debe poner en el horno o en una sartén bien caliente para caramelizarlo. Queda muy bueno, porque al cocinarlo con el agua se pierde un poco el sabor.”
La experta aconseja taparlo con papel aluminio en el horno, así se carameliza con su propia azúcar.
Para hacerlas pasadas se debe disolver en una olla un pan de chancaca con un litro de agua, cascaras de una naranja, dos ramas de canela, y tres clavos de olor.
Agregar las sopaipillas y hervir hasta que esté a punto.
Para finalizar, poner una o dos cucharadas de maicena cuando hierva (la maicena debe ir disuelta en agua fría, puesto que si la incorporas caliente no se disuelve). Esto hará la salsa espesa y con brillo.
Una bebida caliente clásica del invierno y asociada a los encuentros costumbristas al sur de Chile, así como también a los años sesenta, periodo chileno que vio emerger la cultura de las peñas folclóricas; práctica que se replica en la actualidad bajo distintos contextos.
Poner en una olla todos los ingredientes a calentar a fuego bajo hasta que hierva, siempre revolviendo para mezclar bien la chancaca o azúcar, y para que los ingredientes liberen todo su aroma y sabores. Cuando hierva, acercar un fósforo encendido a la preparación con mucho cuidado para flambear y eliminar el alcohol de la preparación. Finalmente servir caliente con una o dos rodajas de naranja en cada vaso.
Hacer una corona de harina, azúcar flor, y polvos de hornear. Poner adentro la mantequilla en cubos, huevos y zeste de naranja rallado. Luego, incorporar el aguardiente y amasar bien para después estirar con uslero.
Cortar los calzones rotos y freír en aceite hondo escurrir y espolvorear con azúcar flor.
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