Gastronomía catalana: la ruta definitiva para disfrutar de sus sabores

2021-12-30 16:24:00 By : Ms. Lily Zeng

El COVID-19 (coronavirus) puede afectar a tus planes de viaje. Sea cual sea tu destino, aquí encontrarás las últimas recomendaciones .

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Son tiempos difíciles para los viajeros. Pero con el mundo preparándose para reabrir en 2021, estamos aquí para que sigas soñando y planificando tu próxima aventura, ya sean vacaciones nacionales o vuelos a lugares desconocidos. Hasta entonces, te damos los últimos consejos de viaje y actualizaciones de COVID-19 para mantenerte al día de todas las novedades. Si quieres lanzarte a descubrir rincones cerca de casa, esta sabrosa ruta por la gastronomía catalana te servirá de inspiración.

Que la gastronomía catalana es uno de los puntos fuertes de esta comunidad no es ningún secreto. Porque Cataluña cuenta con un patrimonio deslumbrante y un catálogo de paisajes de lo más atractivos. Pero a la hora de sentarse a la mesa, el festival culinario se despliega de tal manera que no hay visitante que no caiga rendido a sus pies. Con regiones de interior repletas de montañas y valles que aportan el mejor producto a la despensa, y una costa bañada por el Mediterráneo que surte del mejor pescado y marisco, la variedad de la comida catalana embauca todo tipo de paladares.

En Skyscanner queremos hacerte partícipe de ello. Así, en tu próximo viaje a Cataluña, no tendrás excusa para disfrutar de los platos típicos catalanes más aplaudidos. Apunta bien, porque arrancamos aquí una completa ruta dispuestos a conocer de cerca la gastronomía catalana. ¿Tienes hambre? Porque nosotros, ¡sí!

Será normal si un viaje a Cataluña arranca por su capital, Barcelona. Cosmopolita y llena de vida, repleta de historia, monumentos y posibilidades para el ocio, cualquier viaje que se precie deberá incluir un paseo por la playa de la Barceloneta y por el barrio Gótico, un asalto al comercial Paseo de Gracia y una visita al legado de Gaudí, con La Pedrera o la Casa Batlló como protagonistas. Pero también su vertiente foodie supone un paraíso para quienes quieren descubrir la esencia de la gastronomía catalana. Y, como es normal, el mejor producto se encuentra siempre en sus mercados. En este sentido, hablar de Barcelona es hablar de La Boquería, cuyo nombre original es el Mercado de San José. Un inmenso pabellón en La Rambla donde los productos base de la comida típica catalana encuentran su mejor expositor.

Cuenta con más de 300 puestos diferentes, es el mercado más grande de Cataluña y el que más turistas recibe. Pasear entre frutas y verduras, carnes, pescados y todo tipo de ricas viandas, estimula los sentidos a quienes lo visitan. Un lugar ideal para conversar con sus tenderos, catar el mejor género y disfrutar de una experiencia gastronómica de la mano de la comida típica catalana. Si quieres seguir la ruta, cerca de la catedral se halla el mercado más antiguo de Barcelona: el de Santa Caterina. ¿Se puede pedir más?

Siempre es momento de darle al cuerpo un capricho dulce, así que aquí te lo traemos: porque la gastronomía catalana está repleta de recetas con las que morir de gusto. Una de ellas son los tradicionales panellets, que se elaboran tradicionalmente para el día de Todos los Santos. Aunque es una comida típica catalana que se puede adquirir en toda la comunidad, apostamos en esta ocasión por Barcelona para animarnos a probarlo. La base de estos pastelillos se hace con azúcar, almendra cruda, un poco de ralladura de piel de limón y un poco de patata o boniato cocido. Pequeñas porciones de esta masa se cubren después de cualquier ingrediente que apetezca: desde piñones a almendras tostadas, coco, avellanas o chocolate… Después ha de ser horneado, ¡y listo!

Si acaso te animas a probar esta receta catalana, algunas de las pastelerías más famosas de Barcelona por sus panellets son Mauri, que lleva desde 1929 elaborándolos y vendiéndolos en plena Rambla Catalunya, Passtiseria Escribà o Casa Vives. Lo complicado será no volverte cargado a casa.

No existe una receta más simple, pues es una rebanada de pan payés tostado con tomate restregado, aceite y sal, pero en Cataluña es todo un símbolo. Porque la comida catalana, en ocasiones, no se basa solo en el producto: también en el entorno donde se degusta, que influye en la experiencia. Es el caso del pan tumaca, que lo mismo puedes tomarlo como aperitivo, para desayunar o, incluso, para cenar. Siempre es buen momento para dar un sabroso bocado a esta joya de la gastronomía catalana que forma parte del patrimonio cultural de la comunidad. Una tradición cuyo origen parece ser que proviene del ámbito rural, cuando se daba abundancia de cosecha de tomates y los campesinos los aprovechaban para ablandar el pan seco. Extendido por todas sus provincias, da igual hacia dónde dirijas tu ruta o en qué ciudad o pueblo hagas parada: siempre habrá un pan tumaca esperando para darte la bienvenida.

Con una tradición histórica en el cultivo de vides y producción de vinos, Cataluña cuenta en su extenso territorio con hasta 12 Denominaciones de Origen diferentes. No es de extrañar que se trate de un pilar muy importante de la gastronomía catalana: ¿a quién no le gusta acompañar una de sus deliciosas recetas de un buen caldo local? Cuenta con más de 300 bodegas, algunas antiguas y otras muy recientes, museos especializados en la temática, pueblos dedicados a la promoción enoturística y establecimientos gourmet donde catar los mejores vinos. Una atractiva razón por la que ahondar en otra vertiente de la comida catalana.

Así que la ruta podrá tomar distintos rumbos: ya sea para descubrir los vinos del Priorat, los del Penedés, la DO Empordà o la de Alella. Cada territorio te permitirá hacer una ruta enológica concreta que no te defraudará. Aunque… ¿y si te animas a viajar por toda Cataluña y probarlos todos? No se nos ocurre mejor plan.

En esta ruta por la gastronomía catalana quedará clara una cosa: amarás con todas tus fuerzas sus recetas más arraigadas. Y si hablamos de raíces, literalmente, no podemos olvidar sus míticos calçots. Aunque cada vez es más fácil comerlos en cualquier zona de Cataluña (incluso fuera de la comunidad), venimos a hablarte del calçot de Valls, que cuenta con Indicación Geográfica Protegida. En los alrededores de Valls, sobre todo en L’Alt Camp y en El Baix Camp, en El Tarragonès y en El Baix Penedès, es donde se cultiva mayormente esta variedad de calçot.

Su nombre proviene de la manera en la que se cultiva: estas pequeñas cebollas se “calzan” cuando se tapan de tierra. La mejor época para degustarlos es a finales de enero, cuando se vuelve común la celebración de calçotadas por toda Cataluña. Es, sin duda, uno de los platos típicos catalanes que más éxito tienen. Para prepararlos, apunta bien: a la brasa y mojados en salsa romesco son toda una tentación. Sobre todo, si se acompañan de un trago de vino en porrón. ¡Indispensable!

Pero, ya que estamos en Valls, además de comer habrá que hacer algo de turismo. Así que por qué no caminar por las estrechas y sinuosas calles que conforman su centro histórico o visitar la iglesia de Sant Joan, que tiene el campanario más alto de toda Cataluña. También descubrir el monumento a los castellers, construcciones de torres humanas que tienen su origen precisamente aquí, en este rincón catalán con más de 10 siglos de historia.

Con 700 kilómetros de costa, está claro que el pescado forma parte importantísima de la comida típica catalana: el recetario de la comunidad es extenso y rico en estas viandas que regala el mar. Uno de sus platos estrella es el suquet de peix, un guiso muy común en la costa mediterránea para el que originariamente se utilizaban diferentes tipos de pescados que habían sido dañados durante el proceso de pesca y eran más difíciles de vender. De hecho, los pescadores solían elaborarlo en las mismas barcas. Aunque extendido por toda la geografía catalana, se trata de un plato tradicional de L´Ametlla de Mar, una localidad costera de la provincia de Tarragona, así que es esta será tu siguiente parada.

Una oportunidad que deberás aprovechar para descubrir los encantos de la provincia. Para explorar su espectacular patrimonio histórico y ahondar en el pasado romano de Tarraco. Atreverte con la Ruta del Císter y visitar hermosos enclaves como el Monasterio de Poblet, declarado Patrimonio de la Humanidad. Conducir entre viñedos, descubrir la Cartuja de Escaladei y sus espectaculares vistas a la sierra de Montsant y hacer parada en Reus, ciudad natal del mismísimo Gaudí.

Y siguiendo con la versión gastronómica de Tarragona, atento, porque si eres amante del pescado y el marisco, anota, porque la oferta es bien amplia. Otras recetas tradicionales de la gastronomía catalana de mar son los mejillones al vapor del Delta del Ebro o la zarzuela (estofado a base de pescado y marisco con fritada), que se sirven en casi todo el litoral.

Calorías tiene de sobra, pero hay un buen motivo para ello. Este guiso a base de alubias blancas de Bossots, garbanzos, verduras, carne de gallina, de ternera, de cerdo y fideos, la toman sobre todo los deportistas y montañeros que visitan el Valle de Arán en pleno invierno. Ellos, y también sus visitantes, por supuesto. Y es que no hay mejor remedio contra el frío que una buena y contundente receta, sobre todo, si hablamos de uno de los platos de la comida típica catalana más afamados. Por ello, cuando el invierno aprieta y las montañas del Pirineo se cubren de nieve, muchos de los hogares y restaurantes de la zona se afanan en elaborar las ollas aranesas más exquisitas. Eso sí, tras la comilona, quizás lo mejor sea echarse una siesta… para recuperarse del festín.

Para degustarla, nada como hacer parada en Casa Irene, en Arties, donde elaboran una de las ollas aranesas más ricas de la zona. Después, llegará el momento de salir a recorrer los montes nevados sobre esquís (si es invierno) o a pasear sus senderos (si es verano). Sorprenderte con los paisajes únicos que rodean de Baqueira y sentir el Pirineo catalán a lo grande.

Uno de esos estofados que son indiscutiblemente parte de gastronomía catalana más auténtica es el fricandó, elaborado a partir de filetes finos de carne de ternera guisada con setas. A partir de esas indicaciones básicas, cada cocinero adapta la receta a su gusto, por ejemplo, añadiendo a la salsa orejones, que le dan un toque más dulzón. Para probar los fricandós más aplaudidos —cuya palabra parece proceder, por cierto, del francés fricandeau, que significa estofado de vacuno— hay que viajar hasta la provincia de Lérida, donde son expertos en su elaboración. Una de las claves para que esta comida catalana salga a pedir de boca está en las setas. Y la que más aceptación tiene entre los sabios cocineros, son las moixernons, que lo mismo se pueden comprar que ir a cogerlas al campo, una de las actividades más apetecibles con la llegada del otoño a Lérida.

Esta exquisita receta catalana, por cierto, tiene un truco más: cuentan que está mucho más rica cuando se come al día siguiente de haberla preparado.

Para nuestra siguiente parada gastronómica, no hace falta que nos movamos demasiado. Porque sin salir de la provincia de Lérida apostamos por indagar en otro de los platos típicos catalanes más peculiares. Los caracoles a la llauna, cuyo nombre se refiere a la bandeja de lata en la que se elaboran y se sirven, vienen acompañados de una salsa gigante y son excusa más que suficiente para que muchos viajeros se acerquen hasta Lérida para disfrutar del plato. Tanto éxito tiene este peculiar ejemplo de la gastronomía catalana que, desde 1980, existe un fin de semana de mayo en el que cada año se celebra la Reunión del Caracol de Lérida (Aplec del Caragol), una fiesta popular nombrada Fiesta de Interés Turístico Nacional y, para muchos, la más importante de Cataluña.

Aprovecha, además, para enriquecerte con la cultura y el patrimonio que ofrece Lérida, visitando el Valle de Boí y sus iglesias románicas, o haciendo parada en el bonito pueblo medieval de Áger, en la comarca de La Noguera. Tampoco se queda atrás la belleza de Guimerá, y si visitas la zona en la época adecuada, disfrutarás con los frutales en flor en Aitona, a solo media hora de la capital.

Con DO propia, el origen del cava va asociado al esplendor de la viticultura catalana de mitad del siglo XIX y a la notoriedad del champán a finales del XVIII. Tendrás que poner rumbo a la comarca del Penedès, que concentra aproximadamente el 95% de la producción del cava, para ahondar en esta joya de la gastronomía catalana. Y más concretamente, a la localidad de Sant Sadurní d´Anioa, donde se trabaja el 75% de los casi 200 millones de botellas que se producen anualmente. Su creación vino de la mano de los estudios Louis Pasteur, que mostraron que se podía controlar la segunda fermentación del vino en botella. Eso, unido a la aparición del tapón de corcho, que permitía no perder las burbujas, dieron vida a este producto eminentemente catalán.

Puede ser brut, seco, semiseco o dulce, y si te animas a catarlo, la mejor manera es servido en copa de vidrio tipo flauta y como aperitivo. También, por qué no, acompañando a una de las riquísimas recetas catalanas de la gastronomía tradicional. Siempre es buena ocasión para brindar con cava, ¿con qué, si no?

La última parte de nuestra ruta nos lleva hasta la provincia de Gerona, donde irremediablemente te debatirás entre la costa y el interior. Y ocurrirá porque la belleza de ambas es inmensa. Por un lado, pueblos como Olot o el precioso Besalú, en la comarca de la Garrotxa, te dejarán sin habla. También los paisajes del Parque Natural de la Zona Volcánida de la Garrotxa, donde cada estampa se vuelve en inolvidable. Más de cara al Mediterráneo, caerás rendido ante los encantos de la Costa Brava: en localidades como Cadaqués podrás perderte entre callejuelas mientras descubres el pasado del gran genio que fue Dalí.

En lo que se refiere a la gastronomía, en la zona de Osona la tradición ganadera basada, sobre todo, en la cría de cerdos y en la elaboración de longanizas se remonta a la época medieval. Una de las razones es que la Plana de Vic cuenta con un clima adecuado para el secado de este embutido, que se ha convetido en un alimento esencial de la gastronomía catalana. Una delicia con fama en todo el mundo que, si te apetece, puedes conocer de cerca. Existe hasta ocho centros elaboradores en la zona con Indicación Geográfica Protegida que permiten visitas guiadas. Otra opción igualmente atractiva es la de pasear por la ciudad de Vic, que cuenta con numerosos establecimientos en los que adquirir todo tipo de embutidos a lo largo de sus principales calles y avenidas.

Además de la longaniza, podrás llevarte a casa (o catar in situ, si es que no puedes contenerte) otras viandas como fuet, chorizo, catalana o bull, todas ellas exquisiteces autóctonas con las que disfrutarás. Ca La Teresona, Can Solá o Can Vilada son algunos de los negocios más tradicionales.

¿Y si ponemos la guinda a nuestra particular ruta por la gastronomía catalana a lo grande? Y, cuando decimos “a lo grande”, nos referimos a cocina de altura de verdad. Como la que ofrece el restaurante más laureado de Cataluña: El Celler de Can Roca, elegido en dos ocasiones (2013 y 2015) mejor restaurante del mundo, cuenta con tres estrellas Michelin y es el lugar ideal para finalizar tu periplo más foodie. Con los tres hermanos Roca al frente del negocio (Joan, Josep y Jordi), trabajan para ofrecer una cocina innovadora, sorprendente y seductora que cuenta con el producto catalán de calidad como base para sus propuestas. Abrió sus puertas en 1986 y desde entonces no ha parado de dar y recibir sorpresas: la experiencia de comer en El Celler de Can Roca es, definitivamente, el mejor final que podías tener.

Y así, con el mejor sabor de boca, acaba nuestra ruta especial a través de la comida típica catalana que nos ha llevado a atravesar las cuatro provincias de la comunidad. Barcelona, Tarragona, Lérida y Gerona son hermosas de por sí, pero también ofrecen el mejor producto con el que elaborar las recetas más exquisitas. Desde la huerta catalana al pescado extraído de sus costas, desde su faceta ganadera a la repostería. Con el estómago lleno y la sonrisa en el rostro tocará regresar a casa, aunque con ganas, siempre, de volver a empezar esta ruta por la gastronomía catalana tan especial.

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